El “caso Huawei” ha tenido otras repercusiones aleccionadoras de las que, al menos de momento, nadie se ha atrevido a hablar, pero es seguro que muchas compañías están pensado en ellas, y también seguro que con el paso del tiempo veamos plasmados los resultados de lo que estas otras grandes compañías han sacado a modo de deducción de todo este asunto.
Sin duda, la primera es la enorme fragilidad en la que se encuentra una empresa, por grande e importante que sea, cuando depende tan estrechamente en puntos fundamentales de otras de terceros países. No vamos a caer en la simpleza de que la Administración Trump ha tomado estas medidas a la ligera, pero sí vamos a decir que había (siempre los hay) otros caminos, y a muchos le choca la declaración de emergencia nacional, las acusaciones de espionaje y el cierre de cualquier acceso a tecnologías “potencialmente peligrosa para la seguridad nacional” (de los EEUU, evidentemente) impuesto a Huawei. Y llegados a este punto no dejamos de pensar sí tendrá en todo ello algo (o mucho) que ver algunas cuestiones, como el fuerte dominio del mercado de las tecnologías en redes 5G de Huawei (junto con HiSilicon, otra empresa del mismo grupo, Huawei es la empresa que más ha contribuido en el desarrollo para la implantación de este tipo de redes) o que Huawei haya superado a Apple, una de las empresas “estandarte” en tecnología de los EEUU, relegando a esta a la tercera posición dentro de los fabricantes de telefonía móvil. No decimos que estos sean los motivos, pero desde luego hay más que suficiente para pensar en su importancia. Podemos además comprender que, bajo lo expuesto por el gobierno de los EEUU, se niegue el acceso a tecnología realmente sensible a Huawei, pero ¿negarle el acceso a un sistema operativo para móviles, donde en realidad es más el daño que este puede hacer a Huawei que el posible que Huawei puede hacer con él? ¿O a una tienda de aplicaciones (de las que, por cierto, hay decenas)? ¿O incluso a Google Maps, cuando China tiene su propia red de satélites de geolocalización (y tanto el gobierno de los EEUU como la propia Google ya se encarga lo suficiente de filtrar cualquier tipo de información e imágenes que puedan ser consideradas como sensibles)?
De todo esto se deduce que, por cómodo que pueda parecer, no se puede confiar plenamente en tecnologías básicas, ya sean sobre el hardware como sobre el software, a cuyo acceso puedan controlar plenamente otros países, que con solo “cerrar el grifo” (con razón o sin ella, que eso en el fondo es lo de menos) puedan hundir la labor de años de una empresa que hace tan solo un par de meses gozaba de una enorme solidez. Y esto es así y lo será mientras que haya una regulación de comercio internacional que lo permita o que el que un país lo haga no le represente ninguna consecuencia. Repetimos, ¿de verdad no había otra forma de preservar los legítimos intereses de seguridad de los EEUU? y ¿De verdad un sistema operativo como Android (que, seamos claros, tampoco es que sea el paradigma de la seguridad, ni Google de la privacidad) o el acceso a una tienda de aplicaciones es tan peligroso para la seguridad nacional?
Y no es la primera empresa a la que le pasa esto, hace tan solo un año le tocó el turno a ZTE, por lo que tan solo cabe preguntarse cual será la próxima. Aunque también es cierto que las pérdidas económicas (y en parte tanto de prestigio como de confianza) que estas medidas suponen para las propias empresas estadounidenses son bastante grandes (como segundo fabricante de teléfonos inteligentes, Huawei es el segundo cliente de Google, lo que supone muchos millones de dólares al año).
AL principio hemos dicho que de momento no hay declaraciones por parte de otras empresas al respecto, pero sí que en cuanto que ha saltado la noticia del desarrollo de un sistema operativo propio por parte de Huawei ya son varios los fabricantes chinos que se han interesado por él (¿o también les amenazará el presidente Trump, como ha hecho con empresas de otros sectores en Europa, si osan al menos intentar salir del paraguas de empresas norteamericanas y obtener un cierto grado de autonomía?).
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