La última versión de Windows 10, la 1909 (November 2019 Update), no está teniendo la implantación que se podía esperar, y cerca ya de su sustitución apenas si llega al 30% de ordenadores, un porcentaje bajo si lo comparamos con el de otras versiones.
En algunos medios se achaca en buena parte a una cierta desconfianza por parte de los usuarios, debido a algunos fallos detectados en esta versión, pero hay que recordar que dichos fallos se presentan en un número muy reducido de terminales, por mucho que algunos quieran magnificar su importancia.
Según nuestra propia experiencia, más que dicha desconfianza, que no dudamos que tenga su parte de “culpa”, se debe a otros factores, de los que en parte es la propia Microsoft la responsable.
Desde un principio la versión 1909 se ha considerado como una actualización menor (de hecho, poco más que un Service Pack), pero es que además, desde un primer momento las versiones 1903 y 1909 están compartiendo actualizaciones, por lo que las diferencias entre ambas son mínimas (aunque sí que las hay). Pero es que además en muchas ocasiones, como hemos podido comprobar, no es tan fácil actualizar desde la versión 1903 o anteriores a la 1909, ya que Windows Update no suele ofrecer la 1909, teniendo el usuario que recurrir a la actualización a dicha versión desde la página de descargas de Windows (https://www.microsoft.com/es-es/software-download/windows10), y esto no ayuda precisamente a actualizar a una versión más reciente. De hecho, en una instalación reciente, hecha desde la versión 1809, al actualizar mediante Windows Update lo hizo a la 1903, y no a la 1909, que además ya llevaba tiempo (bastante tiempo) publicada.
Si sumamos estos factores, el hecho de que Windows 10 November 2019 Update esté presentando algunos problemas aislados deja de ser un factor tan determinante como algunos quieren hacer pensar.
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