 Aunque siempre están ahí, con la llegada del verano vuelve la propaganda acerca de aplicaciones para móviles que, mediante la emisión de ultrasonidos, ahuyenta los temidos mosquitos. La cuestión es si realmente estas aplicaciones tienen alguna utilidad.
Pues bien, hay que decir que es un área sobre la que, por su importancia y por el altísimo número de víctimas que, debido a las enfermedades que transmiten, causan anualmente los mosquitos (en realidad es el primer animal en cuanto a muertes causadas directa o indirectamente todos los años en el mundo), se han hecho un gran número de estudios, pero, al contrario de los resultados obtenidos con otros animales, los resultados han sido negativos o, en el mejor de los casos, no concluyentes. Lo que sí que no ha demostrado ningún estudio es que este sistema obtenga un resultado con la suficiente eficacia como para ser utilizado.
Tampoco se ha demostrado de una forma clara que la hembra del mosquito (el macho tampoco) tenga la sensibilidad suficiente como para que un sistema de ultrasonidos pueda afectarle. A esto hay que añadir que no todas las especies de mosquitos tienen el mismo rango (y esto es de suma importancia, ya que una variación de solo unos cuantos Hz puede influir en el supuesto resultado). Como hemos dicho, sí que se ha demostrado la influencia de los ultrasonidos en otros animales, pero no en los mosquitos, y eso a pesar de utilizar no el sonido de un móvil, sino sofisticados sistemas de emisión.
Pero esto no es todo, es que además está una cuestión técnica, y no es otra que la capacidad del altavoz de un móvil de generar sonidos en los rangos que serían (repetimos que no está demostrado que ninguno lo sea) necesarios. Es cierto que todos los móviles anuncian rangos de sonido de entre 20 Hz y 20 kHz (algunos llegan hasta los 22 kHz), es decir, dentro del rango de frecuencia audible por el oído humano (lo que, de entrada, descartaría cualquier sonido de muy baja o muy alta frecuencia, fuera del “prometido” rango de audición), pero además es que una cosa es que la “tarjeta de sonido” pueda generar sonidos dentro de esos rangos y otra que el altavoz sea también capaz de hacerlo, y lo cierto es que esto ocurre solo en los de alta calidad, quedando la gran mayoría de los que encontramos en terminales móviles incluso lejos de trabajar dentro de la totalidad de dicho rango.
A esto hemos de añadir que, tras probar varias de las aplicaciones disponibles, tanto en terminales iPhone como de otras marcas (con Android), y dentro de varios rangos de calidad y precios, en absolutamente ningún caso ha habido el más mínimo atisbo de efectividad (lo que, dicho sea de paso, nos ha costado más de una picadura al no utilizar ningún otro medio repelente (químico, físico o natural), que en muchísimos casos, y en mayor o menos grado, sí que han demostrado su eficacia.
ALgunas aplicaciones, eso sí (y más para “cubrirse las espaldas” que para otra cosa), advierten sobre una efectividad máxima en cuanto a distancia (generalmente 2m) o de que solo son efectivos en algunas especies.
En resumen, se trata de aplicaciones, algunas (pocas) gratuitas, pero la mayoría de pago, que si bien suponen un buen negocio para el desarrollador, hasta el momento no han demostrado ninguna efectividad, salvo la de, en algunos casos, “ofrecernos” publicidad no solicitada y consumir batería. Algunas incluso, con la excusa de que son inaudibles para el oído humano, ni tan siquiera emitían ningún tipo de sonido, sonido “teórico”, ya que en todo caso quedaría fuera del rango que el altavoz es capaz de reproducir.
¿Entonces qué nos queda para protegernos de los temidos (y a veces muy peligrosos) mosquitos?
Pues recurrir a los sistemas tradicionales:
- Ropa que nos proteja: o bien que cubra las zonas más sensibles o bien utilizando (o evitando) ciertos colores. Se ha demostrado que, si bien al sonido no lo son, los mosquitos son bastante sensibles a ciertos colores, atrayéndolos unos y repeliéndolos otros.
Por cierto, todas esas “milagrosas” pulseras anti-mosquitos que se venden (incluso en farmacias) tampoco es que sean la gran solución, ya que casi todas tienen un radio de acción muy bajo, que ni tan siquiera llega a cubrir la mayoría del cuerpo. Otra cosa es que en niños pequeños, sobre todo en función de su tamaño, tenga un cierto grado de eficacia que haga recomendable su uso.
- Evitando en lo posible actividad en determinadas horas: aunque para esto es importante saber a qué especie de mosquito nos enfrentamos, que que las horas de actividad no son las mismas en todos, los más comunes en España suelen atacar sobre todo al atardecer y por la noche.
- Sistemas químicos: la mayoría están basados en extractos naturales, y tienen una muy alta eficacia. Van desde los aerosoles (el problema en verano es que, al tener las ventanas abiertas, su eficacia disminuye mucho con el tiempo, ya que prácticamente desaparece con el paso de este) a las lociones corporales, que por lo general sí que tienen un tiempo de eficacia bastante alto.
Las velas anti-mosquitos (que se basan en extractos naturales) también suelen tener un alto grado de eficacia.
- Cuidando la iluminación: los mosquitos se ven atraídos por las fuentes de luz, pero esto no siempre es malo, ya que algunos tonos los atraen tanto que se “olvidan” del resto del entorno, y además se pueden utilizar, junto con algunos sistemas químicos, como insecticidas.
- Sistemas naturales: está demostrado científicamente el muy alto grado de influencia que ciertos olores naturales (de plantas, flores, frutos...) ejerce sobre los mosquitos (de hecho muchos repelentes químicos se basan precisamente en los extractos de estas plantas), ahuyentándolos en unos casos o ejerciendo en otros tal poder de atracción que el mosquito queda “prisionero” en la zona de influencia de dicho olor. Esto es lo que ocurre con algunos colores, que los atrae tanto que no son capaces de separarse de él.
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