Las quejas de algunos usuarios se centran sobre todo en la gran cantidad de espacio libre que se requiere si se va a hacer la actualización vía OTA, que va desde los 4.6GB hasta los 5.9GB, cuando en realidad la actualización tiene un tamaño de 1GB. Esto es especialmente molesto en usuarios con gran cantidad de contenido o modelos con poca memoria, como es el caso del iPhone 5C de 8GB. Es cierto que esto se puede evitar actualizando desde iTunes, pero no deja de ser un problema para algunos. Ofortunadamente todo ese espacio se libera una vez terminada la actualización y reiniciado el dispositivo.
Otro motivo de quejas está siendo el excesivo tiempo que se requiere para la actualización, muy superior al que se ha requerido hasta el momento en otras actualizaciones de iOS.
No se libra la integridad de algunas aplicaciones, que obliga a reinstalarlas una vez actualizado el sistema. Esto se debe principalmente a dos motivos, el primero es el no tener las aplicaciones actualizadas a la última versión antes de iniciar la actualización, pero también se debe a que hay bastantes aplicaciones que aun no están optimizadas para la nueva versión de iOS.
Por otro lado tampoco se libran de dichas quejas algunas de la novedades, como por ejemplo Continuity, que solo es compatible con iPhone 5 o superiores y con iPad 4, no funcionando en las versiones anteriores.
En cuanto al nuevo iCloud Drive, que simplifica bastante la forma de compartir archivos entre dispositivos Apple, necesita para que algunas funciones funcionen tener instalado OS X Yosemite, versión que aun no está disponible.
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