TAG Heur es una mundialmente reconocida marca suiza de relojes y, sobre todo, cronógrafos de alta calidad, campo en el que destaca especialmente, que se une al mercado de Smartwatch y presenta el TAG Heuer Connected, un reloj que se distingue por la altísima calidad de sus componentes, su fabricación artesanal (como no podía ser menos en un TAG Heuer) y, sobre todo, por la gran modularidad y combinaciones diferentes, ya que a las que ya se ofrecen preconfiguradas (65 en total, 7 en 41mm y 58 en 45mm), entre las que encontramos diferentes tipos de biseles y asas de sujeción de la correa (de aluminio o cerámica, ambos en varios colores, de titanio, en oro rosa e incluso con diamantes) se suma el que todos sus componentes se pueden comprar como accesorios (correas, asas de sujeción de la correa, cierres de la correa con la inscripción TAG Heuer e incluso los módulos tradicionales Calibre 5 (en 41mm) y Calibre 16 Automático (en 45mm), a lo que habría que añadir que es compatible con cualquier correa del mercado de 22mm, e incluso desde la aplicación de control del reloj podemos diseñar nuestra propia esfera a partir de un fondo o de una fotografía. Pero todo esto tiene un costo, y es que la configuración más básica en 41mm parte de los 1100 euros, llegando a los 2650 euros, y si elegimos la versión de 45mm los precios suben aun más, ya que parten de los 1400 euros para llegar a la nada despreciable suma de 6600 euros del modelo con bisel y asas con diamantes y correa de piel de becerro negra.

Por supuesto sus características están en sintonía, ya que cuenta con un procesador Intel Atom, importante capacidad de almacenamiento, cristal zafiro de 2.5mm de grosor, sensores de varios tipos (incluido de vuelco), GPS autónomo, conexiones Wifi y Bluetooth y NFC sin contacto, compatible con Google Pay. En cuanto a prestaciones cuenta con reproductores de música e imágenes, aplicaciones exclusivas, funciones avanzadas de medición de tiempos, identificador de llamadas con respuesta o rechazo, recordatorios, avisos de mensajería y correo, mapas o traductor entre otras. Es además, según el fabricante, sumergible hasta 50 metros de profundidad.

Pero visto todo esto podemos preguntarnos si se le puede poner alguna “pega” (aparte del precio), y lo cierto es que en nuestra opinión sí. Es verdad que las prestaciones son de primer nivel, pero no hay ninguna que no podamos encontrar en modelos de primeras marcas, pero muchísimo más baratos, incluso algunos de estos últimos incluyen mejores opciones de control de la actividad física. Y sobre todo hay algo que se echa muy en falta, y que hoy en día incluyen hasta modelos que cuestan prácticamente la décima parte, y es un sensor (y el consiguiente control) de ritmo cardiaco, algo prácticamente imprescindible en cualquier Smartwatch que se precie. Esto es algo que para muchos puede resultar irrelevante, compensado por sus demás virtudes (enormes virtudes se podría decir), pero resulta incomprensible que esté ausente en un reloj de este nivel, categoría... y sobre todo precio.

Ahora bien, ¿son estas dos “pegas” realmente relevantes? Bueno, en el primer caso sinceramente pensamos que en absoluto, y pensamos esto primero por que dudamos mucho que el principal objetivo, tanto de TAG Heuer al crearlo como del potencial comprador, sea tener un reloj para controlar sus ejercicios y segundo porque el perfil de comprador al que va dirigido tiene el suficiente nivel económico para comprarse (si es que ya no lo tiene) un segundo reloj o una Smartband para estas funciones. Y casi lo mismo se podría decir con el sensor de ritmo cardiaco, si bien en este caso es bastante menos disculpable, porque ya no estamos hablando de una función exclusiva relacionada con el ejercicio, sino de una función que en algunos casos puede ser incluso muy necesaria, y no solo cuando se está haciendo deporte, sino en todo momento, que controlar el corazón nunca está de más, máxime si se realizan actividades que pueden suponer una cierta carga de estrés y, aunque no sean deportes, pueden afectar al ritmo cardiaco.

También resulta cuando menos raro (salvo que se trate de un error en la página del fabricante, aunque el dato se repite en varias) que el modelo más pequeño (y barato), el de 41mm, tenga el doble tanto de RAM como de capacidad de almacenamiento que el mayor (y más caro), el de 45mm.