Cuando el sábado pasado nos preguntábamos si realmente Windows 11 estaba listo para ser lanzado (ver ¿Está listo Windows 11 para salir al mercado el 5 de octubre?) algunos pensarían que teníamos algo en contra del nuevo SO de Microsoft, pero no, no tenemos nada en contra de Windows 11, es tan solo que conocemos la trayectoria de Microsoft con las últimas actualizaciones, y Windows 11 no iba a ser menos.
Hace solo dos días que se inició el proceso de actualización y ya han surgido algunos problemas, algunos, por desgracia, bastante serios.
Los más nombrados (que se sepa) son los siguientes:
- Después de actualizar se muestra la Barra de tareas de Windows 10 (pero no funciona).
- Un consumo excesivo de RAM por parte del Explorador de archivos, que va creciendo y que puede terminar por afectar mucho al rendimiento.
- Serios problemas de rendimiento con algunos procesadores AMD.
Repetimos que estos son los más reportados hasta el momento, pero no son, ni mucho menos, los únicos, y es que, como ya decíamos en el post que citamos, la entrega de la actualización a Windows 11 se nos antoja, sobre todo si tenemos en cuenta la larga (muy larga) lista de fallos conocidos (y los que no se conocían, pero que están saliendo) bastante precipitada.
Quizás Microsoft se ha visto forzada por sus asociados para aprovechar lo más posible la campaña de navidad tras un par de años que no han sido precisamente buenos o quizás simplemente han corrido demasiado, saltándose tiempos y pasos que al menos a nosotros se nos antojan fundamentales, como, por ejemplo, que ni tan siquiera haya habido un paso por el canal de vista previa de versión, ocupado con versiones de Windows 10 21H1 y 21H2 o que haya estado un tiempo insuficiente en el canal Beta, o que, simplemente, no se debería de haber lanzado con una lista tan larga de problemas.
Microsoft ya ha anunciado oficialmente que se va a tomar su tiempo en ofrecer la actualización a Windows 11 en Windows Update para todos los usuarios con Windows 10 y equipos compatibles, tiempo que puede alargarse hasta todo el año 2022 (menos mal que al menos el soporte pleno para Windows 10 está garantizado al menos hasta el 14 de octubre de 2025), pero, al estar ya disponible la herramienta de creación de medios de instalación, es posible saltarse dichos plazos. Esto es algo que Microsoft desaconseja, y que nosotros también desaconsejamos encarecidamente, al menos hasta que no se hayan publicado unas cuantas actualizaciones de Windows 11 y que la lista de problemas conocidos se haya reducido ostensiblemente, al menos en los problemas más serios.
Problemas conocidos en las actualizaciones siempre ha habido. Como solemos decir, es prácticamente imposible comprobar el comportamiento de Windows en millones (más de 1.2 mil millones) de equipos que trabajan bajo Windows 10, con millones de configuraciones diferentes, pero ni tantos, ni tan importantes, ni que, en realidad, afecten a tantos usuarios. No es comparable un problema con determinados tipos de impresoras de uso profesional, que va a afectar a una cantidad relativamente pequeña de usuarios (y no a todos) que un problema con el Explorador de archivos, que todos usamos continuamente, que afecta a la RAM, que se va acumulando y que finalmente puede llegar incluso a bloquear el sistema.
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